ALVAREZ RABO
ULTIMAS CHUPADAS (ME PARTO Nº 14)
LA CUPULA
Páginas: 68
Formato: 27x20x1
Peso: 0.158 kgs.
ISBN: 978-847833553-4
Alvarez Rabo siempre supo que la irreverencia a lo bestia con todos y con todo no suele ser muy compatible con la mercadotecnia. El tópico impone a los rebeldes con causas la más sórdida de las miserias y, a ser posible, la autodestrucción. Bienvenida sea esta, puesto que el autor, después de su "suicidio creativo", se ha dado cuenta de qué cojones es la "grandeza del alma". Una persona que haya percibido lo que es eso, aunque sea tan brevemente como lo que dura el calor de una toallita caliente de un restaurante chino, ya no puede rozarse con cosas como mezquinidad, el egoísmo o la envidia. Aquel que probó, al igual que Spinoza, lo que es la "grandeza del alma" abrirá de par en par los brazos de su mente y de su alma a los vientos de todas las partes del cosmos. Verá su mierda, y la de los demás, con gran nitidez y apreciará hasta los matices de su olor. Será consciente de que la vida dura cuatro putos días y que todo lo que hay que buscar está dentro de uno mismo. Sabrá que es a la vez tan grande como pequeño y viceversa. Experimentará una profunda alegría al emanciparse de los miedos que agobian al esclavo de las circunstancias, y seguirá siendo feliz en el fondo a pesar de todo. Alvarez Rabo fue un prisionero entre los muros de su yo, y hoy, una vez derribados estos, es un ser libre caminando descalzo por el verdoso valle de la verdad. Ahora, tan sereno y satisfecho como incomprendido, disfruta del paisaje en paz. Alvarez Rabo nació hace años, el mismo día en que se desarrolla la novela Ulises de James Joyce, en Monforte de Lemos (Lugo). Sus padres emigraron a Bilbao cuando él era tan sólo un niño. Estudió en un colegio del Opus donde fue objeto de tocamientos. De jovencito luchó por la libertad de todos, perdiendo enseguida su propia libertad. Cuando la recuperó, logró entrar a trabajar en la sección de deportes, caza y pesca de unos grandes almacenes, donde aún continúa (tiene que ocultarnos su rostro para no poner en peligro su puesto de trabajo). Está casado con una mujer que tiene más carácter que Jantipa (la esposa de Escortés) y tiene dos hijos, Yhedra y Jhónatan, a los que adora. Su hobby es preferido es leer "El País Semanal" todas las semanas y que se la chupen de vez en cuando (todas las semanas es muy difícil). Alvarez Rabo empezó a hacer cómics a la edad en la que la gente suele dejar de hacer cómics. Nunca quiso sacar dinero con ellos y es esta una de las pocas cosas que consiguió en su patética existencia. El 11 de septiembre de 2002 (aniversario del golpe de estado chileno) procedió a su "suicidio creativo" al no haber recibido las 1000 cartas de apoyo que pidió a sus seguidores, y sobre todo, por la falta de interés que su obra suscitó en los mass media. A partir de entonces, Alvarez Rabo es, junto al Che Guevara y Diana de Gales, leyenda.